Hamlet, acto 1, escena IV
Ángeles y ministros de la gracia nos defiendan!
Seas un sano espíritu o un duende maligno,
traigas contigo aires del paraíso o chispas infernales,
sean tus intenciones perversas o amables,
vienes bajo tan dudosa forma
que te hablaré: te llamaré Hamlet...
(Trad.: B. V.)