Chiste judío
para el Yom Kippur:
Un hombre que hacía repartos en un pueblito se despierta a la mañana y no encuentra su bicicleta. Desesperado, va a la policía, pero no obtiene ninguna información sobre quién podría habérsela robado. Entonces recurre a un amigo, que lo ve muy angustiado por haber perdido nada menos que su herramienta de trabajo, y que le aconseja una entrevista con el rabino. El repartidor entonces acude al rabino y le cuenta su problema en detalle; éste lo escucha atentamente y al fin dice, mesándose la barba: "Húmmm... es muy complejo, es muy complejo. Necesitaré unos días para reflexionar, hasta que encuentre una solución. Mientras tanto, lea los Diez Mandamientos". El repartidor llega a su casa, abre la Biblia en la parte de los Diez Mandamientos, y los va leyendo uno por uno: "Amarás a Dios por sobre todas las cosas, amarás a tu padre y a tu madre, santificarás las fiestas, no mentirás, no matarás, no robarás... no codiciarás a la mujer de tu prójimo...", y cuando llega a esta parte el hombre se detiene, se da una palmada en la frente y dice: "¡Uy! ¡Ya me acuerdo dónde dejé la bicicleta!".
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