el blog de un dinosaurio rosarino que escribe novelas disfuncionales, salvajes e imposibles de conseguir

Friday, September 17, 2004

Dr. Molinari

¿Es normal eso blanco? le pregunté. Es el corazón, dijo. Y se quedó mirando esa especie de test Rorschach en tinta china, esa gran mariposa negrísima, con preocupante fascinación. Una nada, un vacío le fijaba los ojos en lo negro de la placa. Había algo denso ahí. ¿Ha bajado mucho de peso últimamente? Seis kilos en dos semanas, dije, con un orgullo que su expresión enseguida me reveló inútil. Quise descifrar esa cara, pero ya no me miraba. Ya se había puesto a garrapatear recetas y órdenes de estudios con maníaco entusiasmo. Como si quisiera curarse de haber mirado el vacío. ¿Qué había visto? No lo suficiente, dijo. Quería ver mis placas anteriores. Quería saber. Mi existencia misma parecía interesarle. ¿Sigue el cansancio, aquel de la primera crisis, la de 1997? Sí, sigue, dije. A lo mejor se extrañaba de verme ahí, de que hubiese durado. Era un testigo de mi duración. Como si mi carnadura le resultara demasiado densa. Como si ante él se hubiera vuelto repentinamente sólido un fantasma: esa mirada. Balbuceé una pregunta. Balbuceó una respuesta. En las dos frases abundaron palabras como "quizás", "algo". Salí a la calle con la sensación de que el tiempo realmente era oro, y la vida un caso raro.


Esto podría ser el comienzo de algo.