Norton not dead
Me contó la amiga de un amigo (¿será una leyenda urbana?) que una vez, en un show, alguien le gritó "¡Boludo!" desde el público, y Luca Prodan le contestó (con ese acento que tenía): "Boludo tu abuelo, que no tuvo hijos".
Es una lástima que por culpa de una pobre piba, probablemente universitaria, que eligió mi blog para inmolarse haciendo el papelón de su vida, muchos lectores de "Pegame y decime Norton" teman volver, como temen volver al aula los niños que sobrevivieron a la masacre de Beslán o los chicos heridos en Carmen de Patagones.
Un aula es, sin lugar a dudas, un lugar peligroso. Yo no pretendía que esto ni ninguno de mis demás proyectos lo fueran. Es decir, no pretendía que fueran peligrosos ni que fueran aulas. No es mi intención competir con ninguna academia, ni de arte ni de letras. En general, tengo el mayor respeto por los especialistas, respeto que ojalá sea recíproco. Como dice mi profesora de seminario de Crítica Literaria y Estudios Sociales, Silvia Delfino: lo alternativo no es necesariamente antagónico. Pero en esta ciudad donde la crueldad es ley, basta con que te armes tu puestito artesanal con cuatro chapas para que vengan los del shopping (¿o la villa?) de enfrente a querer prenderle fuego.
Por suerte son tan tontos que siempre se olvidan los fósforos.
Lectores, mis lectores: en mi calidad de anfitriona debo tranquilizarlos y asegurarles que no hay heridos y que no hay nada que temer. El rosarinosaurio Xenia Norton, alias Tyler Durden, sigue vivo, gozando de buena salud. Y está pasando por uno de los mejores momentos de su vida. Al desubicado que pregunte cómo habrán sido los peores, le anticipo la respuesta de que vienen mejores momentos todavía.
Y les agradezco su aguante vital a Daniel de Itaca (IT), a Daniel de Balvanera (AR) y a todos los que vuelven y dejan en estas frágiles páginas de luz (¿quién dijo que esto no es también un lugar?) algo de su ternura o de su sabiduría.
Lectores: Keep on hitting! ...pero con buena onda. Como dijo Luca Prodan: "Me pegan, pero con buena onda".
Por mi parte, no tengo ni quiero tener la generosidad de regalar una respuesta ingeniosa a quien no la merezca (sí a quien sí).
Además tampoco se me ocurre ninguna.
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