el blog de un dinosaurio rosarino que escribe novelas disfuncionales, salvajes e imposibles de conseguir

Monday, November 01, 2004

Bush vs. Kerry: más de lo mismo (post 1)

...cualquiera cuya apariencia declare fuertemente su rol y su status en la vida, da mal en televisión. Cualquiera por cuyo aspecto tanto se podría pensar que es un maestro, un doctor o un ejecutivo, como una infinidad de cosas más, da bien en televisión. Cuando el aspecto de la persona resulta clasificable, como el de Nixon, el espectador televisivo no tiene nada que poner de su parte. La imagen televisiva del hombre lo incomoda. Dice con aprensión: "Este tipo tiene algún problema". El televidente siente exactamente lo mismo respecto de una chica excesivamente hermosa en televisión, o acerca de cualquier imagen o mensaje de "alta definición" ofrecido por los auspiciantes. (...) la fórmula que recomienda a cualquiera para un papel en una película, lo vuelve inaceptable en televisión. Porque el cine, que es un medio caliente, necesita gente cuyo aspecto encaje con mucha definición en un "tipo" de alguna clase. El medio frío que es la televisión no puede permitirse lo típico, ya que esto frustraría al espectador en su trabajo de "cierre" o compleción de la imagen. El presidente Kennedy no daba la imagen de un rico ni la de un político. Hubiera podido ser cualquier cosa, desde almacenero o profesor hasta director técnico de un equipo de fútbol. No era demasiado preciso ni demasiado generoso en su charla como para dejar que su discurso estropeara su aterciopelada mezcla de contorno apenas esbozado y cortés reserva.

Marshall Mc Luhan: "Television: The Timid Giant".
De Understanding Media: The Extensions of Man (Mc Graw Hill, 1964), reimpreso en The Sixties (Gerald Howard, ed., Washington Square Press, 1982), edición de bolsillo, p.406.
Traducción: Beatriz Vignoli