el blog de un dinosaurio rosarino que escribe novelas disfuncionales, salvajes e imposibles de conseguir

Friday, October 08, 2004

Más vale borracho famoso

Resulta que ahora me gusta limpiar.
¡Qué bien! Ya me puedo casar. Mis amigas siempre me decían: limpiá tu casa, te va a hacer bien, te limpia la mente, te irradia buenas ondas, te trae fortuna. Mi idea de la fortuna era que venía con el trabajo asalariado o con los honorarios profesionales, así que: meta typing, meta tag y del plumero ni noticias.
Pero acabo de descubrir los abrasivos químicos. Voy a destruir el medio ambiente, ya lo sé, pero los abrasivos químicos reemplazan la presión mecánica y ahorran así el trabajo del fregado, para el cual (cuando fallan las fuerzas juveniles, que caducan como los programas demo, sólo que la versión premium no se consigue en ninguna parte) se necesita un entrenamiento previo del tipo haber hachado leña y cazado yacarés desde los 9 años. O por lo menos así habían sido Celia, Delia, Justina y Dolores, las honestas señoras paraguayas que en mi casa le daban duro a la virulana y al agua caliente con lavandina suelta contratadas por mi mamá, ella que odia la sociedad de consumo y nunca quiso comprar nada de lo que intentaran venderle por televisión.
Mi papá, en cambio, tenía un dicho: "La higiene es la madre de todos los vicios", solía decir. Imagino que se referiría a otras cosas. A los tipos que se agachan a buscar el jabón en la ducha de la colimba, esa clase de cosas.
Reminiscencias aparte, el CIF me cambió la vida. Ayer se lo pasé a la pileta del baño y después, cuando me recuperé de la alergia a los vahos tóxicos y la pileta estuvo seca y la miré, mejor dicho: la contemplé, mi pileta me irradió buenas ondas, me limpió la mente, fue un verdadero satori, casi un nirvana.
Así adquirí por fin el hábito de la limpieza en el hogar. Hoy lamí un rato al gato y después me puse a limpiar mi casilla de correo. Metodología: CDJD (la de Celia, Delia, Justina y Dolores, honestas señoras paraguayas). Uno por uno me reenvié y pasé a la papelera casi todos los mensajes recibidos de mi casilla Ciudad: los del Colegio de Traductores a mi dirección "izvig" de Hotmail, los referidos a este blog o a mi taller literario a mi dirección "lavigiliayelviaje" de Hotmail, los de la agencia de traducciones a mi casilla "trizvignol" de Hotmail, eliminé los inútiles, dejé los que no entraban en ninguna de estas clasificaciones, y vacié la papelera. Ahora mis casillas brillan, irradian buena onda, tal vez me traigan fortuna.
Más vale que lo hagan. En una biografía de Dylan Thomas que leí decía: "El dinero del premio pasó rápidamente a manos de los dueños de las tabernas". En la mía, si llego a tener tanta fama como Dylan Thomas, dirá: "El dinero de sus traducciones pasó rápidamente a manos de los dueños de la compañía telefónica".
La inoperancia crece, la inoperancia avanza. Un día nada funcionará, y, cuando nada funcione, será el fin.

(Todos los animales en este post son efectos especiales y ninguno ha sido maltratado).