100% escritura, 0% literatura
Desparramé una parva de papelitos alrededor de la computadora. Papelitos de todos los colores, donde he ido anotando direcciones de gente; direcciones que jamás pasé a ninguna agenda, por miedo no sé a qué. Ahora tengo que hacer una lista de invitados y voy extrayendo, de la parva, papelitos, de donde copio cada nombre y cada número. Paré de hacerlo durante dos horas. Me tranquiliza la solidez del teclado y la pantalla; pero me desesperaba la soledad del papel y la birome.
Este malestar no tiene nada que ver con la literatura.
Terror de devenir cosa. Incapacidad de ser sino cosa.
No poder estar.
No tener dónde dejar mi nombre mientras nado.
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