Cuerina, o la pasión según E. N.
Mike McDermott es talentoso, ambicioso, audaz, apasionado y honesto. Si fuera poeta, debería huir de la ciudad, apaleado por sus colegas. Su amigo, el Gusano, es un pícaro querible que cree que no se puede ganar sin hacer trampa y sobrevive jugando a tres puntas. Si fuera crítico de arte argentino, llegaría a director de museo.
Pero ambos son jugadores de póker y esto es una película yanqui algo vieja, "Rounders" (John Dahl, 1998) con Matt Damon y... ¡Edward Norton! Y con John Malkovich y John Turturro y Martin Landau y Gretchen Mol y una magnífica Famke Janssen y un montón de swing y un montón de exteriores neoyorquinos y cierto tufillo moralista a través del cual las estrellas brillan igual, pero como a través de una bruma. Para su papel, mi Nortoncito se consiguió una campera de cuerina salida directamente del guardarropas de... ¡Keith Richards! O eso le contaron. Y no lo dice en las entrevistas, pero usa un escarbadiente entre los dientes como Sylvester Stallone en "Cobra", y se para abierto de gambas en vaquero bombilla y zapatillas blancas tipo Flecha como Dustin Hoffman en "El Graduado", y pone en la pasión de su personaje por el juego toda su pasión de actor joven por ese personaje de mierda, y es una bola de estilo y de gracia flameando por el espacio a través de toda la película, y eclipsa en cada plano a cara-de-póquer Damon (que se vengará de eso en "La hora 25") y cuelga los pulgares de la presilla del vaquero como James Dean (¿o era Marlon Brando?) y como todos los tipos que trataron de seducir imitando a Dean y a Brando y jamás convencieron a nadie, pero a los sesenta años son expertos en el análisis de la gestualidad de los galanes de Hollywood del pasado. "Rounders" no es "Midnight Cowboy" de la misma manera en que "The Color of Money" no es "The Hustler". Pero es lo que vi anoche en video en vez de ver por cable "American History X" el sábado.
Foto.
Y me acordé de Baudelaire ("Le Jeu"):
"Je me vis accoudé, froid, muet, enviant,
enviant a ces gens la passion tenace".
Y de R. Bielsa cuando no era canciller:
"En esto no hay suerte, decía el gran billarista".
Y quiero aclarar que mi post de ayer era un mal chiste que no se entendió.
Pero tengo otras cosas que hacer. Basta de polisíndeton por el día de hoy.
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